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last modified September 16, 2020 by facilitfsm


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Diversidad y cooperación

Francine Mestrum

Oded Grajew, uno de los fundadores del Foro Social Mundial, escribió una nota interesante (ver más abajo) sobre la importancia de nuestra diversidad.

Con mucho gusto reacciono a ella, en mi propio nombre personal.

En primer lugar, permítanme decir que es muy positivo tener estos debates emergentes. Estos son lo único que puede ayudarnos a avanzar.

Oded comienza diciendo que el FSM es “un espacio”, “a space”. Sí, pero todos sabemos que esto es problemático. En primer lugar semánticamente. No sé portugués, sí sé que en inglés “a space” está vacío, mientras que en francés “un espace” está lleno. Entonces tenemos que saber si queremos un espacio lleno o vacío.

Junto a eso, está la otra pregunta: ¿un espacio para qué? ¿Para la reunión? ¿Para acción? ¿Para reflexionar? ¿O que? Muchas de nuestras diferencias de opinión tienen que ver con estas primeras preguntas. No solo deberíamos discutir esto en profundidad, sino también tratar de encontrar un acuerdo. Deberíamos dejar de tener las mismas discusiones una y otra vez.

Oded afirma que el FSM trabaja en un gran número de áreas, sí, y es ahí, creo, donde el FSM puede jugar un papel. Las redes globales de vivienda, de deuda, de justicia climática, de paz… no necesitan el FSM para reunirse y trabajar en sus estrategias y acciones. El FSM sólo es útil si puede ayudar a estos movimientos a encontrarse, a promover activamente encuentros, intercambio de conocimientos, estrategias y acciones comunes. Si el FSM no quiere desempeñar ese papel, no tiene ninguna utilidad real.

El FSM alberga una enorme diversidad de actores sociales, de nuevo, sí. Sin embargo, la diversidad como tal no es un valor positivo, solo puede llegar a serlo si se desarrolla un entendimiento mutuo, si hay un intercambio de información, si se organizan encuentros, si los movimientos de diferentes sectores aprenden de las percepciones de otros sectores, si aprenden cuáles son las diferentes corrientes de pensamiento y cómo reaccionar ante ellas. De lo contrario, la diversidad es un freno a la acción, luego se convierte en una herramienta de fragmentación y despolitización. Todos los movimientos son diferentes, como todos los individuos son diferentes, pero estas diferencias solo pueden ser valoradas una vez puestas en contacto con otras y bajo el paraguas de la universalidad de la humanidad o el terreno común de movimientos radicales anticapitalistas.

No hay un solo camino ni una sola acción para el FSM: nuevamente, estoy totalmente de acuerdo. El FSM puede ser un valor social y estratégico si lo usamos para eso, si lo vemos como un proceso de aprendizaje. El FSM tiene que promover la convergencia, promover la búsqueda de plataformas comunes, de lo contrario se convierte en una herramienta al servicio del sistema dominante.

El FSM nació como reacción al Foro Económico Mundial en Davos. Quienes sigan estos eventos anuales sabrán que también hay una gran diversidad, pero también un terreno común. Todos los participantes saben en qué dirección van, el FSM organiza conferencias donde se dan pautas, donde se desarrolla una nueva narrativa global, siempre en la misma dirección. Eso es lo que también tiene que hacer el FSM. Después de un evento del FSM, los movimientos deberían irse a casa, no solo con una motivación más fuerte, sino también con nuevos conocimientos y una mejor conciencia de lo que se puede hacer junto con otros movimientos.

En su “Homo Deus”, Yuval Noah Harari describe a los seres humanos como “superiores” por su capacidad para cooperar en grandes grupos. Y no por casualidad, recuerda, esto es lo que los poderes fácticos siempre intentarán obstaculizar y hacer imposible. Los individuos no tienen poder, solo los grupos que cooperan pueden construir poder. Ésta es la razón por la que debemos tener mucho cuidado cuando celebramos nuestra diversidad. Sí, es nuestra riqueza, pero solo puede convertirse en nuestra victoria si juntamos las diferentes piezas, si buscamos un terreno común, si actuamos sobre la base de ese terreno común. Y esto nunca ocurre de manera espontánea, nunca cae del cielo, tiene que ser trabajado, no por un poder central, sino por una entidad que cobija la diversidad y busca las inquietudes comunes, una entidad que junto a la movimientos individuales, pueden buscar lo que comparten.

Seamos honestos con nosotros mismos, queridos amigos, ¿qué logramos en los últimos veinte años? Yo diría que fortalecimos nuestra conciencia de la profunda crisis en la que nos encontramos, de la necesidad de actuar y de la necesidad de actuar juntos. Desarrollemos las herramientas para hacer precisamente eso. Entonces, los próximos 20 años pueden ser diferentes. Es una tarea urgente.