• ex009 autodocumentacion doc1 carta declaracion nacional de emergencia climatica

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Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República.

Mónica Fernández Balboa, Presidenta del Senado de la República.

Laura Angélica Rojas Hernández, Presidenta de la Cámara de Diputados.

Arturo Zaldivar Lelo de Larrea, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Víctor Toledo Manzur, Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Isabela Rosales Herrera, Presidenta del Congreso de la Ciudad de México.

Rafael Guerra Álvarez, Presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México.

Asunto: Declaración Nacional de Emergencia Climática

El clima es alterado como consecuencia del neoliberalismo y su deterioro acelerado exacerba sus devastadores efectos. En múltiples lugares de la Tierra, cada año se registran temperaturas insólitas que originan eventos climáticos extraordinarios: tornados, huracanes, granizadas, nevadas, lluvias y tormentas nunca vistas; olas de calor, incendios forestales, sequías. Además, aparecen muchas otras afectaciones derivadas de la muy grave alteración del clima, como son: la muy rápida pérdida de la biodiversidad, el agotamiento de las fuentes de agua y fallas en su suministro; en los servicios de electricidad y telecomunicaciones; la desaparición de tierras laborables, carencia de alimentos, migraciones, el incremento de las guerras, muertes, enfermedades, epidemias y otras calamidades. La ciencia climática nos advierte que sólo tenemos acaso una década, para evitar el total desquiciamiento del clima que traerá muy funestas consecuencias para la especie humana. Los niños y los jóvenes enfrentan un futuro ominoso. No hay otro tema más importante en el mundo.

El colapso climático retroalimenta otros colapsos mundiales contenidos, genera la extinción masiva de especies, de la flora y de la de fauna: abejas, murciélagos, ballenas, jaguares, águilas y vaquitas marinas tienen ya mermadas sus poblaciones. Los colapsos de los mares, los ríos, los lagos, los manglares, los humedales, los acuíferos, los glaciares, el permafrost; la fertilidad de los suelos, las selvas, los bosques, las cuencas, las regiones; los colapsos de los lenguajes, las culturas, los pueblos, las comunidades, los ejidos, las aldeas, los barrios, las ciudades; los colapsos del lazo social, el arraigo, la seguridad personal, la alimentación, la salud, la educación, las economías, las legislaciones, las instituciones, las jurisprudencias, los estados nación, las monedas, las finanzas, las organizaciones internacionales, los acuerdos de Paz, las relaciones internacionales; en síntesis: el colapso de la humanidad.

La ciencia y la tecnología se muestran totalmente incapaces de hacer frente a estos colapsos que ellas mismas han contribuido a crear: producen en abundancia falsas soluciones tecnológicas a estos fenómenos. La economía de mercado resulta igualmente del todo incapaz de ofrecer respuestas que puedan frenar efectivamente estos colapsos mundiales. Ni la tecnología, ni la economía tienen respuestas que puedan servir para enfrentar la emergencia climática.

El colapso climático afecta principalmente a los más pobres y desvalidos, a los niños, las mujeres y los ancianos; a los pueblos originarios, los campesinos, los trabajadores y los vecinos de los pueblos, ejidos, barrios y colonias y afecta principalmente a las regiones y países muy dependientes de los países poderosos. México es un país muy vulnerable frente a los efectos de este fenómeno, no sólo por la gran miseria en la que viven millones de mexicanos, sino por la excesiva dependencia que tiene de los países y organizaciones interesados en ocultar, negar o convertir en gran negocio las acciones para enfrentarlo: países del G-7, bancos internacionales, empresas transnacionales, organismos financieros internacionales: FMI, BM, OCDE.

Una gran cantidad de actividades económicas de nuestro país contribuyen enormemente a la devastación del clima por sus emisiones excesivas de gases muy nocivos, como el metano (CH4 ) y el dióxido de carbono (CO2 ). A pesar de más de 30 años de advertencias de los estudiosos del clima, se subsidian muchas actividades como la agroindustria y el transporte, con el fin de que sigan creciendo. ¿Qué bien común no ha sido dejado en ruinas por la economía, los servicios y la industria? Esta situación impera por la excesiva importancia que se le da a los asuntos económicos y tecnológicos y al ocultamiento concomitante que existe en torno a los asuntos climáticos, energéticos, ecológicos, medio ambientales, culturales y sociales. La productividad y la competitividad de las empresas se consiguen a costa de arruinar el clima y la salud ecológica de los territorios. Las escuelas, los medios, la publicidad, las nuevas tecnologías en general socavan las mentes de los niños, los inducen a diversas adicciones enseñándolos a fetichizar la economía y la tecnología; y en cambio, a despreciar el clima, la ecología y el medio ambiente. El negacionismo del colapso climático es sostenido por estas perversas actividades públicas y privadas.

Por lo que atentamente, les solicitamos aprobar con urgencia una Declaración Nacional de Emergencia Climática, suscrita por el Estado que advierta a los habitantes de este país sobre la necesidad de:

1. Dar a conocer la gravedad de la situación climática y ecológica del mundo y las causas de esta calamidad, de acuerdo a los últimos informes publicados por la ciencia climática internacional, así como de las inminentes consecuencias del colapso climático en la política, la economía, la seguridad personal, la alimentación, la salud, el arraigo, el tejido social; en particular los niños, las mujeres y los ancianos. Finalmente todos resultaremos afectados.

2. Adoptar cambios trascendentes en las formas de producción y consumo de alimentos y manufacturas, en la urbanización y en el transporte nacional e internacional, para reducir el consumo de agua, electricidad, hidrocarburos y minerales; reducir radicalmente el consumo de carnes rojas, alimentos procesados, del transporte en avión y en automóvil.

3. Fortalecer la producción local para consumo local y reducir radicalmente la dependencia de productos y servicios de otros países y regiones lejanas; además, elevar la autonomía, la autogestión y apoyar la autoproducción alimentaria a pequeña escala y el cuidado de los bienes comunes.

4. Apoyar la movilización de los pueblos, los ejidos, los barrios y las colonias para alertar a sus poblaciones de la amenaza climática y de los megaproyectos que la propician; e iniciar la reconversión hacia hábitos más convivenciales, enfocados a una época postindustrial, postpetrolera y postpatriarcal.

La mayor parte de la población de este país, así como la flora y la fauna, estamos en peligro. Cada día que se posponga la Declaración Nacional de Emergencia Climática serán mayores las presiones y las catástrofes políticas, económicas, sociales, urbanísticas, culturales, ecológicas y climáticas que enfrentaremos en los próximos años. Es el momento de actuar frente a las terribles consecuencias del colapso climático.

Ciudad de México, septiembre de 2019.

Atentamente.

Cambiar el Sistema No el Clima, Movimiento México.

Adriana Matalonga, Ángel Pujalte, Eugenio Cabrera, Elías García, Francisco Plancarte, Gabriela Baeza, Gabriel Valencia, Ignacio Peón, Jacqueline Bolaños, Jessica Almeraya, José Antonio Foronda, Leticia Lechuga, Lesly Solís, Mauricio Villegas, Miguel Valencia, Rodolfo Buentello.

FIRMAS DE PERSONAS Y ORGANIZACIONES.

 

 

Respuesta Semamat

 

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